mandag, juni 17, 2013

Siete días de encierro

Tengo casi la plena certeza de que mi vida va a cambiar en una semana.

Anoche no pude dormir pensando en eso, además, la luna estará muy cerca y cuando eso sucede, suelo perder tazas de cafe en el piso, amanezco entre sábanas hechas nudo, deliro, mi gato me pone a prueba y me abandona y a veces puede que sangre por la nariz.

Por estos días he ido acumulando una especie de "energía creativa" si es que así la puedo llamar. Tengo la cabeza como un nido de algo: de pajaritos, ratas o gusanos; algo se está formando, va a nacer pronto, me inquieta y al mismo tiempo, cuando quiero tomarlo, ese algo sigue moviéndose y se me escapa, me quedo con las plumas o las pelusas; tengo un cúmulo de ideas que se chocan ciegas unas con otras y van saliendo de un cascaron, babosas, y orinan y se cagan unas encima de otras y sé que de ahí va a salir algo caminado o volando, quizá reptando y dejando un pellejo detrás; pero algo va a salir. Lo difícil es sacar ese nido de mi cabeza, ponerlo sobre el escritorio, tomar las pinzas, sacar las larvas, los huevos e incubarlos entre mis manos y dejar que crezcan entre palabras.

También me he dado cuenta, que disfruto el encierro voluntario y los días de espera en silencio.

Hace unos días, veía un reportaje sobre las cárceles en Noruega y pensé que el encierro de esas cárceles   tenía mucha semejanza con mi propio encierro. Creo que podría encerrarme con libros, papel, lápiz, un poco de música y mi gato. No sé si pagaría condenas o purificaría mi alma, pero el encierro, de hecho me da una especie de seguridad en general que llega a convertirse en seguridad en mi misma. Durante el encierro, todo va bien porque no hay nada más que yo misma y lo que me rodea (la seguridad de los objetos). Durante el encierro no puedo sentirme más segura y autónoma que en cualquier otra parte. Me da una especie de balance el estar dentro de una habitación, con límites físicos, con un inventario propio de libros, con música, con la cantidad suficiente de comida que me aleje de salir a la calle a buscarla (podría ordenarla por internet) y mi gato, no importa si tengo nombre o número de identificación, pero la compañía es a veces necesaria para ser consciente de mi propia presencia en el mundo.

El encierro terminará dentro de una semana. Cuando la luna esté hinchada saldré de este nido y tomaré un avión.

(Volaré)




tirsdag, juni 04, 2013

Bevegelse og begavelse (movimiento y talento)


Esto se parece a lo de antes: estar sola y de pronto te pones de pie y te mueves sin saber que estás haciendo, solo te mueves. No sabes si estás bailando pero hay cierta música, o un ruido imaginado o la misma presencia del silencio, quizás no estés bailando sino escapando, yendo a algún lugar que no conoces y saltas, giras, andas eres consciente de tener caderas, piernas, antebrazos y muñecas; el cuerpo se sigue moviendo aunque tu no lo sepas como las colas de las lagartijas o las lombrices muertas y partidas en dos, solo te mueves.

Así me movía yo cuando me sabía a solas en casa y todos los movimientos que siempre he hecho estando a solas sin que nadie me vea, ni me escuche, ni se imagine que lo hago y cuando es así me ha dado la impresión de que lo hago bien o quizá sea un hecho de que sí, lo sé hacer.

Pero dónde reside el dominio de la danza, si en la soledad propia o  la amplitud de la casa o en la velocidad de los movimientos, avalancha de palabras, de qué se trata escribir, me pregunto, como cuando me movía en el cuarto y si de pronto era descubierta, entonces ya no era mi cuerpo moviéndose sino era un baile u otra cosa, alguien decía que me pilló bailando u otra cosa, yo solo me movía haciéndole caso al cuerpo y aquí con estas palabras, me muevo a solas y para qué, para quién, para nadie está claro, siempre para nadie.

Es cierto que hay gente que tiene talento con el piano, se ve en la postura, las muñecas, las falanges; con los ojos cerrados, se oye; pero cuando se escribe cómo y hacia dónde la postura y las falanges, me pregunto, cómo se oye, si es que se oye y esa palabra 'talentosa' tan densa e inmóvil. No hay talento, me digo; hay sí soledad y movimiento encerrado y nadie ahora va a abrir la puerta para decir que bailo aunque aquí yo siga moviendo cada parte de mi cuerpo en palabras y quizá las engrape, empaste, titule, regale y a lo mejor me digan que bailo cuando yo ya no lo sepa y esté quieta y quizá enterrada.

Quién nos enseña a mover el cuerpo: en el piso, en la cama, en los vehículos en marcha y las escaleras y quién le pone nombres a nuestros movimientos: si convulsión, galope, danza, traspié, orgasmo, cuál es la diferencia y qué hay en este texto si no mis convulsiones, danzas, galopes, traspiés y orgasmos a solas.

Muevo las manos, descanso, abro el cajón de la mesa de noche y observo la flor que brota y sigue brotando de una cajita de fósforos que antes atesoraba los ojos de un muerto.

Incesantemente-me-muevo-ciega-brotando-de-una-caja-hilo-vulnerable-invisible-y-los-ojos-de-todos.

Escribo.


torsdag, mai 23, 2013

Única


A todos los hijos únicos nos deberían dar en el limbo (el lugar de dónde mi abuela solía decir que estaban los bebés antes de nacer y a dónde volverían de no ser bautizados) un curso de cómo sobrevivir en el mundo lleno de gente.

Desde chico te llaman hijo único y tú te la crees porque todavía los diccionarios pesan más que tú y la adquisición del lenguaje no llegará de sus páginas, sino con las actividades ligadas al mantenimiento de tu cuerpo: dormir, bañarte, comer, cambiarte de ropa o pañales, bañarte, andar. (El descubrimiento sexual llega más tarde y siendo hijo-a único y si  este despertar te coge –literalmente- sin diccionario estarás jodido por el resto de tu vida, como yo).

Bueno.

En ese curso nos deberían decir que no somos únicos, que tal cosa no existe.  Nos deberían llevar a hacer excursión por los grandes mercados y ver que hay tallas únicas que en realidad es una talla que se prostituye y deforma para todos los cuerpos. También modelos únicos que se venden por docenas en todos los puestos.  

Después del mercado, nos deberían poner a ver los anuncios de la tele: precios únicos, ofertas únicas, seguros únicos (y así en plural, así nos agarran de giles a los únicos) y que nos cuenten que también hay seguros de vida únicos que son los más baratos y si te mueres en la vía, el seguro es tan único que probablemente no te pagará el entierro ni la repatriación como si uno tuviera patria.

Así, entonces no andaríamos por el mundo creyendo que somos únicos y si más tarde nos dicen “eres la única y cómo no creer en el amor” (canción de Luis Angel que es como comer  un min pao de frejol colado en el barrio chino, lleno de chantilly rosada made in el mercado central al frente, con la más selecta crema de leche Enci) entonces no nos vayamos a creer el cuento y cuando luego de algún tiempo nos dejen por un nuevo hermano, un nuevo trabajador, una nueva musa o una nueva esposa, nos vayamos más tranquilos y sin menos rabia al bar más cercano.

También, en ese curso nos deberían entrenar a sobrellevar los celos. Sí. Levantándonos la autoestima pero sin engañarnos y hacernos creer que somos irremplazables, necesarios y únicos. No lo somos, siempre habrán otras versiones alternativas (mejoradas o no) ante los ojos del otro, que también tengan blogs, hagan dibujitos y escriban poemas como tripas que eso no nos hace especiales. Somos totalmente reemplazables, cambiables, moldeables como las tallas únicas de lycra y le dirán a las otras que también son únicas y si han sido hijas únicas van a escribir un texto como este en un diario, en una pared o en un blog.

En días como estos es que salgo a buscar a mi evil twin, a mi doppelänger, a mi doble (ya saben que pasa si uno se encuentra con su doble, no?) que siempre sé que ha estado allí aunque haya sido hija única hasta los 26, aunque haya bloqueado su presencia y ella haya bloqueado la mía para poder sobrevivir.

Este texto es como un hijo único (que no lo es, ni lo fue, ni existe) en una rabieta en medio del mercado.





tirsdag, mai 14, 2013

Ternura

No sé por qué a veces cuando veo dormir a mi gato (que duerme todo el día) me despierta una especie de ternura que me hace sentir vulnerable.

Es negrito, robusto y peludo.

He oído decir a las mujeres-madres de mi familia que siempre les resultaba muy tierno el ver a sus hijos dormir (y de paso, les dejaban tiempo libre).

Los hijos de las mujeres-madres de mi familia (yo incluida) también hemos sido negritos, robustos y peludos, unos más que otros, pero todos reunimos esas tres cualidades.

Esa debe ser la clave de la ternura.


 








onsdag, mai 08, 2013

Muro Oral Libertad

En Letonia tuve la impresión de que algunas personas echaban de menos el concreto (ojo, no cemento) de la época soviética, la cortina de hierro, el muro.

Lo entiendo.

Yo también echo de menos ese hierro que daba estructura a mis huesos, ese muro que frenaba mis caballos y que ahora se me ha derrumbado. 

Yo, al igual que los letones, no lo sé explicar, por qué extrañar las barreras, los cinturones, no lo puedo decir a boca de jarro,¿cómo decir que extraño la rienda maullando en los tejados?  Me pasa así como a los letones que no lo saben explicar y que tampoco lo dicen a boca de jarro, pero hay algo en sus miradas, la contradicción y el encuentro, en el encuentro de sus dos lenguas con la mía, hay algo en el tacto, en su pelos que amanecen, en sus maneras de hierro y concreto, en sus abrazos laureados. En todo se trasluce el desconcierto en libertad y la conciencia de que la muralla ya no está. 

El muro cae, la puerta se abre, el dique se rompe, las altas se firman, el hierro se funde, el concreto se vuelve polvo gris y nos quedamos ante todo lo desconocido y lo llamamos realidad. 

Miramos hacia atrás y el muro donde nos estrellábamos rutinariamente ya se derrumbó. Quizá extrañamos la sensación del golpe o la rutina estable del dolor. Nos queda la frustración de haber desarrollado el talento de cómo sobrevivir en el hierro y en el asfalto, la experiencia de la guerra, el conocimiento, las medallas, la estrategias de ocupación de qué sirven ahora en tiempos de libertad, de qué valen los títulos, los grados académicos el pasaporte letón para viajar libremente a Moscú. Ahora, nos han salido alas, agallas, picos , branquias y nos dan de alta a otra realidad.

Todo se abre. 

Las aberturas implican derrames, caídas, pérdidas, partos, dolor.

Sucede a veces que el sueño se me interrumpe y despierto de súbito y con eso llega una especie de agorafobia. 

Antes conocía el grosor de los muros y el tacto del hierro.

Ahora estoy sentada en una plaza comunista, la cortina cayó, el muro se derrumbó y a lo lejos se va erigiendo el monumento a la libertad.

Y me pregunto, cómo diablos vamos a vivir en ella, libertad erecta que apunta al cielo y más allá, si desde que nacemos nos enfrascan en un sistema de carne y de papel:  las huellas, la foto, certificar el nacimiento como si no bastara con el llanto, el nombre y los apellidos que sobran o faltan, los astros y el zodiaco, la sangre heredada, las dolencias, los diagnósticos, el desahucio mental y luego los pasos, las barandas, los golpes contra el suelo, las palabras aprendidas, los uniformes, el periodo, los horarios, los diplomas, más papeles, las alianzas, la construcción de la casa, la noción de hogar y más papeles, los divorcios, las calles, los litros de alcohol, los números de teléfono, las rutas de metro, la inmigración y su sellos, los aeropuertos y sus puertas de embarque, los pasaportes, las alianzas, la sintaxis, la patria y sus límites protegidos, la guerra, el duelo y sus ritmos, más papeles, las lápidas, la soledad, los frascos, las dosis, las horas de sueño.

¿Cuándo demonios hemos nos han enseñado libertad? 

¿Cuándo hemos aprendido libertad?

¿Cómo se hace para despertar sin la agorafobia de una estatua que nos ha liberado, y que sin embargo, nos sobrepasa en altura y peso, y se erige desde el concreto y se sostiene sobre el hierro?

Sí alguna libertad conozco, es la de las palabras, documentar la soledad, escribir, abrir la boca, los sonidos, los trazos y los símbolos y al mismo tiempo, vivo libre y encerrada en una patria de palabras ajenas.

En días como estos suelo acostarme en el suelo. No sé si para evitar la caída inminente o para sentir que la estabilidad empieza por mi espalda.

Saber las medidas de la habitación, las palabras repetidas, la ubicación de las puertas, la seguridad de los gestos, las llaves colgadas, el movimiento del picaporte, la mirada constante (ojalá) el mapa, los pasos y hasta aquí llego.

Estabilidad.

No sé si es eso lo que busco o de lo que escapo, probablemente es algo en lo que estoy inmersa sin darme cuenta, como la estabilidad de estar sentada frente al teclado, la estabilidad de estas líneas, el orden, los puntos y comas que siempre intento. 

Estabilidad y mi rutina antes del sueño inestable.

Me lavo la boca con una pasta rusa que me robé de un baño en Letonia. Me crea murallas de calcio y de fluor en los dientes, impide la abertura, las caries, me evita el dolor del dentista y a veces en voz alta empiezo a deletrear el alfabeto cirílico.

Letonia y aliento.

Desde el fondo de ese aliento soviético ha salido este texto añorando la muralla y el hierro.

La pasta dental se acaba.

El muro, el cemento, el calcio y el hierro se desgastan y caen.

Construiré mi monumento de la libertad con los escombros de la opresión derrumbada.

Escribiré una oda al albedrío con las palabras que me quedan después del pecado de la sumisión

(y me lavaré la boca con una pasta en otro idioma)






fredag, mai 03, 2013

Silencio

A esta hora me doy cuenta que hoy no he abierto la boca. No he pronunciado palabra en todo el día, ni en mi idioma, ni en el ajeno.

Tuve que hacer una llamada al servicio técnico de Canal Digital. Allí todo se soluciona presionando botones, asterisco, volver al menú y finalmente tu reclamo es resuelto y la señal del satélite regresa.

La tele me habla todo el tiempo, a veces la pongo en silencio, como hoy.

Ahora que escribo, creo estar hablando, pero tengo los labios resecos y las comisuras de la boca son bisagras sin aceite.

Tampoco le he hablado a mi gato.

Solo le he depilado una ceja. Sin querer. Pensé que era una espina, tome la pinza y jalé la cerda gruesísima, una ceja cana de mi gato que debe estar envejeciendo.

Depilo cejas de gato en silencio.

Ya es hora de dormir, o más bien de acostarse e intentar dormir.

Cuando era chica, rezaba en voz alta antes de dormir: un padrenuestro, un avemaría y un ángel de la guarda dulce compañía.

Por estos días ando sola de noche y de día.

No rezo en voz alta. Los padres siempre son ajenos, María es mi primer nombre y los ángeles son una ciudad o una canción de Robbie Williams.

No hay oraciones, ni ruegos.

Nada.

Solo cierro los ojos y ahogo palabras mientras me adormezco.




søndag, april 28, 2013

conserva



no sé si he vuelto al útero
o a un frasco
al fondo de una piscina
no sé
vinagre
heridas
cloro
semen
formol
sal
aceite

qué bien te conservas

escucho mis latidos
floto ahogada
pero respiro
denso
mi piel es tersa
mi piel
mi mejor órgano
hablador
después del corazón
corazón
que flota dentro de mí
tieso
ileso

enfrascada en mis propios líquidos
babas
sangre
orines
lágrimas

me conservo
existo

de eso se trata
(me han dicho)
de conservarse
existir por ahora
vivir un día por día

pero yo necesito
una fecha de expiración
un plazo
deadline
my dear

trazo líneas
cuándo voy a caducar
como un pepino
claudicar
(claudia)
como el atún
pescado
del mar
boca abierta
muerto
a la lata oscura

(las mandíbulas de alguien
devoran la conserva)

cada noche una línea
no sé si sumo o resto

deadline

miro el techo del frasco
cuándo va a explotar la tapa
cuándo

consérvate
consérvate

en pastillas
en bálsamos
en frascos

aquí estoy
escribo
floto
respiro

mientras me envenena
el consumirme antes

hasta la fecha

mientras me envenena
el botulismo oculto
que me dejó tu cuerpo


torsdag, april 25, 2013

Hoy pensaba...

Hoy pensaba salir a destruirme en la capital de Letonia, pero el cuerpo que siempre me habla me gritó: si vas a destruirnos, hazlo con elegancia. 

Ando en zapatillas y leggings. Llevo un bolso amarillo, dentro de él un mapa, un libro de frases útiles en letón, una bufanda que paseo, monedas sueltas, mi diario de conejito y un pastillero (no voy a decir que llevo dentro del pastillero, pero me gusta escribir entre paréntesis y me gusta escribir 'pastillero' tres veces en tan pocas líneas).

Mañana saldré sin bolso, sin palabras y sin bufanda a la destrucción.

Aquí estamos a una hora más allá, otra cosa que me di cuenta hace poco EET la verdad es que tampoco me importa, yo mido el tiempo de otras maneras o ya no me importa el tiempo, ni los días, ni las horas, todo es un espacio (vacío).  Tiempo. Mi última relación duró menos que un frasco de gel de ducha Palmolive, color morado, relajante (eso dice, ylang ylang). Lo que queda es el olor y la espuma todo lo demás se va por el desagüe.

Sigo (tomo aire).

Hoy pensaba engañar a una farmacéutica en su propia farmacia, pero no es tan fácil y menos en otro idioma y por eso estoy despierta.

Hoy pensaba salir a buscar gatos, porque no es posible que Riga tenga como emblema un gato negro, pero hasta ahora sólo haya visto a un gato callejero, que pienso que era yo misma cruzando la calle.

Hoy pensaba mandar dos postales, pero las postales mienten y yo lo que necesito es solo la verdad y nada más que la verdad, porque yo sí hago juramentos ( no miento ) y mantengo mano derecha arriba, no escribo, mantengo la congruencia, la consistencia y la concordancia sustantiva y adjetiva, de mi persona, mis números y tiempos y modos verbales carnales emocionales.

Hoy pensaba arrojarme al Daugava, y dejarme llevar hasta el mar báltico o hasta cualquier orilla donde llegaría casi moribunda ( ya voy creyendo un poco más en la vida, se nota) y fundaría una ciudad para convertirme en leyenda.

Hoy pensaba desayunar café, huevos fritos y tostadas y no bálsamos oscuros y cervezas de litro.

Hoy pensaba ir a un spa y cerrar los ojos a la pobreza al otro lado del puente y ser la diva y decir 'relajante, como mi gel de ducha, a mí nada me destruye y todo se transforma' mentir, mentir, como las postales, como mienten los ingleses cuando toman el té, mentir, pero me fui a un mercado (que siempre dicen la verdad) a mezclarme con animales descuartizados y secos.

Hoy pensaba escribir una carta pidiendo explicaciones, un oficio, una audiencia, pero me vi tan ridícula como Condorito desmayándose, exijo una explicación y ya se terminó el chiste. Pensaba también transformar la carta en un documento de ira del ejército rojo, pero otra vez, una ira saliendo de un mercado, con frases en letón y la idea de un masaje en un spa no apto para proletarios. Un poco de coherencia, me dije.

Hoy pensaba que no iba a escribir aquí.

Y aquí estoy.

Quizá mañana (después de la destrucción) vuelva la soñada coherencia





onsdag, april 24, 2013

Monumento a la victoria


En mi tristeza ceniza de guerra acabada hoy decidí levantarme un monumento a mí misma con la ira roja (vencedora e invencible) del ejército soviético.







Llorar en plazas comunistas es un acto poético, me dije.

Patético
Poético


Da lo mismo, es lo mismo.

 Sigo en Letonia.

Sigo sin palabras y busco palabras dentro de otras palabras.

Personas dentro de otras personas.

letonia y aliento me salen de la garganta. 

(me hierve dentro el ejército rojo y armado que sigue avanzando por mis venas)


mandag, april 22, 2013

Latvia

Al amanecer del domingo me enteré que estaba en Letonia.

Yo había comprado un pasaje para Latvia, porque dentro de 'Latvia' está contenida 'vital' y es de eso lo que se trata.

Cuando me di cuenta de que además y también estaba en Letonia, pensé en 'lento' y entonces me desilusione un poco.

Aunque esté en Letonia, diré que en Latvia existen pubs irlandeses con karaokes que te permiten gritar en español 'pero recuerda, nada es perfecto y tú lo verás, quizá mejores mil cosas tendrás pero cariño sincero, jamás' y la gente te aplaude.

En Latvia, cuya capital es Riga, llega cierta hora en la que no te importa querer ser entendido, ni mucho menos entender.

Te olvidas de las palabras.

Olvido.

Todavía no sé saludar ni dar las gracias en el idioma local, sólo en ruso, pero eso ya lo sabía de antes.

En 'Riga' sólo me queda 'ira' y 'gira'.

Ya hacia las tres de la mañana, dije 'Don't look back in anger' y para entonces ya no importaba nada, sólo estaba yo gritando 'coz you ain't never gonna burnt my heart out' . Eso es lo que quiero creer cada día, que todavía no estoy calcinada y si duele tanto, es que no he llegado a las cenizas esparcidas. Son quemaduras, como las que me hacia con la plancha o el techo del horno, las mismas de siempre que han vuelto.

Aplausos.

Quemaduras.

Ella está acostada a mi lado. La primera noche en nuestro segundo día dormimos en camas distintas,  pero ahora estamos en la misma cama matrimonial del hotel Primo, en una calle que no se pronunciar cuya dirección la tengo anotada en alguna parte de mi piel. Ella a mi lado, siempre, incondicional, alcanzándome vasos de agua, un poco de comida, vigilando mis latidos en la sala de quemados. Ella mueve el pie debajo del edredón blanco y parece una paloma atrapada. Luego deja quieto el pie y la paloma muere y otra vez revive.

Me entretiene y me ayuda a recordarme de que estoy viva.

La bebida tradicional se llama 'balsam' y debe ser que es un bálsamo que te entra por la garganta a cerrarte las heridas o a hacer inventario de ellas. A veces, debe ser tan necesario y urgente (el bálsamo) que te lo regalan. Es oscura y dulce.Yo evito asociaciones por el momento.




Uģis tiene ojos verdes, no es lento, es más bien vital y gira.

No sé pronunciar bien su nombre, el tampoco pronuncia bien el mío. El me susurra cosas en su idioma y yo se las respondo en el mío .

El olvido se trata de mirarse y no entender nada.

Cubrirse de bálsamos oscuros y dulces.

Lamernos el cuerpo como gatos abandonados.

Abandonar y abandonarse.

Sonreír.




onsdag, april 17, 2013

Tom

Él se llama Tom.

Tom es un nombre raro en Noruega, porque tom en noruego significa:

II tom adj. (norr tómr)
1 som er uten innhold
t-me hyller / postkassa er t- /arbeide på t- mage uten å ha spiststarte med to t-me hender på bar bakke / gå t- for bensin slippe opp for bensin
2 uten inventar; ubebodd, øde
et t-t rom / huset har stått t-t i over et år / folket- / det ble t-t etter demde ble savnet
3 uten rot i virkeligheten, verdiløs
t-me beskyldninger, løfter, trusler /t-me fraser
4 som er uten initiativ, som er uten skapende kraft
kjenne seg t- innvendig / være t- for ideer / et t-t blikk, smil.


Traduciendo

Tom

1. sin contenido.
estanterías vacías / buzón vacío / estómago vacío / empezar con las manos vacías

2. sin bienes materiales o tangibles, inhabitado, vacío o abandonado.
una habitación vacía / casa deshabitada /  gente abandonada

3. sin raíces o fundamentos en la realidad, sin valor.
acusaciones sin fundamento / promesas sin valor / frases vacías

4. sin iniciativa, sin capacidad o poder creativo o constructivo.
quedarse sin tener ideas / una mirada, sonrisa vacía.



Tom es para mí, todo lo que el diccionario describe.

Tom es un balde vacío en una habitación y yo llego a vomitar, orinar,  sangrar; a llenarlo de algo mío y muy interno.

Tom parece un hombre sin raíces, sin familia. Seguramente la tiene, de algún lado tuvo que salir, de un padre y una madre que le pusieron Tom o quizá él mismo decidió ponerse ese nombre un día cualquiera.

Confieso que sólo una única vez busqué su nombre en Google y me enteré que había participado en la maratón de trekking de esta ciudad que consiste en recorrer las siete colinas de Bodø. Es la única pista que me permite que lo una a la sociedad y que lo haga humano: el hecho de que tenga una afición o un compromiso con algo. Tom es un hijo, quizá un padre o un abuelo, es una persona como yo, una persona que escribe con pluma, colecciona objetos extraños y pinta cuadros.

Tom parece un ser de otro mundo, aunque sé que no lo es, pero lo parece ante mis ojos y mucho. Siempre viste de negro. No sé cuál será su color favorito (tampoco me interesa) no sé si alguna vez usó jeans o un traje típico noruego. No sé si debajo de ese traje negro tenga un cuerpo con pellejo, huesos y sangre, un cuerpo que escupa, duerma o coma.

Tom se sienta en una silla y yo en un diván. Uno al lado del otro. Yo casi no lo miro a los ojos, nunca. Evito el contacto de manos al pagar la cuota de los 45 minutos de psicoanálisis. A veces llego con mucha rabia a su consulta y quiero hablar de mi rabia, pero él me pregunta o solo dice cosas como "tu gato es una pequeña máquina de matar" entonces yo le digo que es instinto, que mi gato es mi amigo, ni mi hijo, ni mi marido y hoy me dijo que mi gato tenía cincuenta años casi. No sé cómo hace, como lleva la conversación y al final intenté traducir al noruego algunas palabras de los poemas de Eielson y luego terminamos hablando de la muerte.



Escribo sobre Tom porque si está leyendo esto (que lo sospecho) se dará cuenta de que yo también me he dado cuenta de que ha leído mi blog y por eso puso hoy un candelabro dorado, con una vela blanca encendida sobre su escritorio.

O quizá son ideas mías y es que sí, fue una coincidencia aunque fue muy raro, pero es un hecho. Sí, es cierto que hoy día hubo un apagón en Bodø al cual no le presté mucha atención. Quizá puede que ni siquiera lo haya notado.

No sé cómo lo hace, pero esos objetos que me pone delante producen reacciones en mí, generalmente reacciones bruscas e intensas como hoy con la vela blanca encendida durante los 45 minutos de la consulta.

En su tarjeta de visita dice que es un especialista.

Debe ser.

Le creo.



Tom ahora dice que sueñe y que le preste atención a los sueños.

Tom, entonces, tengo que empezar por dormir como es debido: profundamente, sin sobresaltos, sin luz boreal tan temprana, sin pajaritos que trinan y sin mi gato abriendo las persianas.

Ya será un día de estos.

Vejez 33

Hoy tuve la clara impresión de estar envejeciendo. Y no me digan "estás en la flor de tu juventud" porque yo de flores no sé mucho, solo sé que todas se marchitan primero, se les va la belleza y eso es la muerte.

Esta impresión creo que parte del hecho de recordar cosas insignificantes, pero que aparecen delante de mí como si estuvieran pasando ahora mismo y me viene eso del "recordar es volver a vivir" y creo que podría poner Radio Felicidad y tomarme una manzanilla.

Y entre esas cosas que recuerdo era que a veces explotaban bombas, pero no muchas comparadas con lo que pasaba en el interior del país y que yo ignoraba y que quizá los más grandes no querían ver.  No había luz sino velas blancas por todos lados, unas que venían en un paquete verde. Una vez, en lugar de agua potable, abrí el caño y salió agua pestilente y marrón, de cloaca y me tuve que ir al colegio sin lavarme nada. Había que hacer cola para comprar todo, y la leche se compraba a escondidas en Monterrey.

Yo fui una niña feliz haciendo cola y creciendo en penumbra. Asumí que todo en todas partes era así.

También recuerdo que veía los programas de Porcel y Olmedo. Es decir, estaban ahí puestos.  No sé cuántos años tendría, pero mi subconsciente lo ha registrado todo. Ahora me doy cuenta que durante mi niñez estuve delante de una pantalla, que además de además de Los Pitufos y Los cariñosos, había también un gordo y un flaco en situaciones sexuales, ridículas y vulgares con mujeres voluptuosas y exuberantes.

También, años después, quizá cuando ya entraba a la pubertad me llenaba el cerebro de Las Gatitas de Porcel. Ese programa mostraba al gordo Porcel en una carnicería o farmacia (creo) y venían mujeres semi desnudas con mucho culo y muchas tetas, a decir cosas como "y me inclino así??" y se doblaban mostrándole las ancas al televidente.

Tenía un cuarto para mi sola y en una tele Hitachi, blanco y negro y de pantalla no más grande a una hoja de papel a4 veía mucha basura como esa y noticias, explosiones y muertos, pero también en esa misma tele vi en 1994 Tango Feroz: la leyenda de Tanguito y Amanece que no es poco, en el canal 5 que pasaba buenas películas de madrugada. Imagino que allí nació mi pasión por el cine, y esas películas que las pasaban en programa llamado algo así como "Cine de Madrugada" me hicieron enterrar bien al fondo de mi subconsciente todo lo que vi antes: la vulgaridad, el caos, el exceso y la violencia.

El cine me salvó y hasta ahora me salva.

Por entonces ya no estaba mi abuela que con ella veía siempre la tele hasta la noche del 15 (o 16) de enero de 1993, acostada a los pies de su cama como un gato. Entonces, la tele era a colores JVC y yo era su control remoto. Mi abuela no hubiera visto nunca cosas como Las Gatitas de Porcel o similares vulgaridades. Ella era sutil pero de carácter firme. No era muy alta, pero a veces lo parecía por su andar y su ropa, tenía una elegancia tan natural que no incordiaba. No sé que veríamos mi abuela y yo en la tele, pero me quedaba  a sus pies hasta que ella se adormecía y me decía: "Ya, apaga y anda acuéstate"

Por eso creo que estoy envejeciendo, porque recuerdo este tipo de cosas. También porque mi cajón de la mesa de noche está lleno de frasquitos y tubos de ungüentos de mentol y antibacteriales, papeles, un cuaderno, una linternita y quien sabe que más cachivaches al fondo que ya no alcanzo a ver. Envejezco como envejecía mi abuela, acostada y justo antes de dormir. Seguro ella también tenía cosas así en su cajón de la mesa de noche que revolvía antes de acostarse, mientras yo me acomodaba a sus pies y crecía.

Justo ahora mientras escribo, viene mi gato a mis pies y se acomoda para encontrar el sueño. Y sí, estoy envejeciendo por todo esto y porque además por estos días duermo con una bolsa de agua caliente en la cintura, tengo un pastillero controlado y le hago caso a mi médica de cabecera.

Tengo treinta y tres años y los siento como duplicados o elevados al cuadrado, o retumbando en mis pulmones cuando respiro y me agoto.

Diga treinta y tres, digan lo que quieran: que estoy en la flor de mi juventud, que los treintas es la mejor década en la vida de una persona, que no los aparento cuando me pongo las casaquillas con capucha, el jean descolorido y las zapatillas, que tengo una piel tersa casi sin arrugas.

Tengo treinta y tres años.

Ya ascendí al cielo y ya más de una vez he descendido a los infiernos.

O será quizá que en lugar de envejecer, es que un día de estos voy a resucitar entre los muertos.

Ojalá.



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NB. Por eso, si me identifico con algún animal, es siempre con un gato. Nunca seré una gatita y ya se imaginan por qué.

torsdag, april 11, 2013

Juego de manos...

Tengo muchas cosas por resolver.

Hay otras cosas que no logro resolver. Cuando despierto, a veces aparecen delante de mí. Las cosas que no logro resolver, las conjugo con el pretérito imperfecto en subjuntivo del verbo haber en primera persona singular (adverbio de negación y participios eternos: dicho, querido, gritado, entregado, disparado, aceptado, saltado...

hubiera (no) hubiera


Esas cosas no las llegaré a entender nunca.

Pero a mi nunca me ha gustado el nunca y me he inclinado más por el siempre. 

El nunca no tiene compasión, te pega y te deja tirada en medio de la carretera y no hay nadie y no hay nada y de pronto pasó un auto que nunca se detuvo a mirarte o levantarte .  

El siempre no es que sea benigno, pero le tengo más confianza, te dice la verdad sin negártela, te deja ciega, pero no es su intención, abres los ojos y duele, pero el siempre siempre se deja que lo estires o lo encojas y no es tan cruel como el nunca. El siempre es siempre siempre y seguirá siendo siempre y le creo más que al nunca

Cuando el siempre y el nunca se encuentran, pasa algo, ese algo que pasa siempre y sin embargo no llegaré a entender nunca. El siempre y el nunca, se abrazan, sudan, se revuelcan y luego se levantan, se miran el uno al otro, no se reconocen y se separan y te ponen a parir un hijo al que llamarás quizás.

El quizás ni te pega, ni te abraza. Te deja muda y esperando. El quizás recién parido necesita que lo alimentes, yo prefiero darlo en adopción. El quizás cuando crece es seductor si estás solo después del nunca y luego regresa el siempre y ya después se verá.


No sé de dónde me ha salido todo esto que he escrito, cuando yo solo venía a pegar una foto. Intuyo que ha sido solamente las ganas que he tenido de usar las manos.

Me gustan mis manos y me gusta usarlas. Las uso para escribir, para rascarme la oreja, , para tocar el piano. Las uso para distraerme, para construir cosas o derrumbarlas. 

Creo que mis manos me quieren y me cuidan. Siempre están de mi lado aunque sujete el revólver o empuñe el cuchillo. Yo aprecio su cariño.

Aquí la foto de cosas que hago con las manos cuando no escribo.

cosas que me entretienen.
cosas que me distraen del abismo.
cosas que si no logro resolver, no duelen.
cosas que me alejan de los subjuntivos y del nunca, y del siempre, y del quizás.
cosas que se mueven, hablan, rebotan y encajan perfectamente.

(parece que estuviera hablando sobre el amor, pero son solo juguetes y aquí soy yo la que juego)








tirsdag, april 09, 2013

D.

Dear D.

I'm DONE with you.

And D is for:

Dear
Darling
Distress
Disguise
Discomfort
Deceive
Depression
Despair
Defensive
Dogmatic
Defeat
Disgrace
Dingy
Defection
Dominant
Dad
Drinking
Disgusting
Disaster
Departure
Drastic
Disagreement
Disenchantment
Dirty
Demanding
Discussion
Discreditable
Doubt
Disrespect
Denial
Desist
Disapprove
Distant
Divorce
Disappear
Discord
Disappointed
Detachment
Dull
Devil
Dog


Cambiaste mis horarios, pero no mis ideales; limpiaste mi cocina, pero manchaste mi firmeza de carácter.

Me embaucaste con tu acento, pero enriqueciste mi vocabulario y hasta me devolviste una canción de Elvis que ya había olvidado.

Dear D. Fue bonito mientras duró, pero que bueno que no duró (tanto).

But I got wise, my dear D.  my devil in disguise.




torsdag, mars 28, 2013

Borra (y no de borrar, burro)

Siempre es bueno descubrir un palabra, sobre todo si esa palabra va a reemplazar a algo que yo suelo generalizar como "mierda" "suciedad" "cochinada" o "porquería", pero resulta que todo eso puede reunirse en una sola palabra, más bonita y con doble rr haciéndole un guiño a mi frenillo defectuoso. Ojo a la sexta acepción.

B O R R A


borra1.
(Del lat. burra).

1. f. Cordera de un año.
2. f. Parte más grosera o corta de la lana.
3. f. Pelo de cabra de que se rellenan las pelotas, cojines y otras cosas.
4. f. Pelo que el tundidor saca del paño con la tijera.
5. f. Pelusa que sale de la cápsula del algodón.
6. f. Pelusa polvorienta que se forma y reúne en los bolsillos, entre los muebles y sobre las alfombras cuando se retarda la limpieza de ellos.
7. f. Tributo sobre el ganado, que consiste en pagar, de cierto número de cabezas, una.
8. f. Hez o sedimento espeso que forman la tinta, el aceite, etc.
9. f. coloq. Cosas, expresiones y palabras inútiles y sin sustancia.
¿acaso es ~?
1. expr. coloq. U. para dar a entender que algo no es tan despreciable como se piensa.
meter ~.
1. loc. verb. coloq. meter ripio.



Mi casa y mi vida rebosan de borra.


torsdag, mars 21, 2013

Palabra


Siempre he amado las palabras.

Y digo amado, porque es amor y sobrepasa el gusto pasajero. 

Las amo, a todas, en todas sus formas y con todos sus accidentes, me atrevo a decir que las amo y las amo de esa única manera en que entiendo el inicio del amor, se ama con los sentidos siendo solo instintivo y dejando de lado las definiciones, los contextos y hasta el género. Así de golpe y sin titubeos me entrego a ellas, desconociendo su sgnificado o trascendencia, su peso o gravedad.

 Las amo cuando las veo, las oigo, las toco y a veces hasta se dejan que las pruebe y las huela.

Quizá sea mi amor más obsesionado, sin ellas no soy nada, y si se me dejan me enfermo de silencio.
Por eso las invoco, las busco y quiero que me digan qué siento o por qué lo siento. A veces me devuelven su amor en una lluvia otras se vuelven crueles y pasan delante de mí, me miran con toda su fuerza y me destrozan y yo no puedo pronunciarlas, ni escribirlas, sólo sentirlas y ellas lo saben.





Una vez me enamoré de la palabra alféizar sin saber que significaba.

Repetía para mis adentros, en cópula a solas e íntimamente alféizar, el alféizar, la alféizar, alféizares.

No sé cómo llegó a mí esa palabra como me sucede con el amor.

Tuve una relación con ella por algunos años. Crecí, llegaron más palabras, más amor y desamor, el conocimiento de la realidad, las ciencias y los inevitables contextos hasta que un día entendí lo que era un alféizar, en masculino y yo tan femenina, era eso y de ahí como siempre la fijación y la pasión ciega.


Ahora, escribo esto sentada en un alféizar. 

Miro a través de la ventana y a mi lado esta mi gato. 

Somos dos seres tibios de pelo negrísimo contemplando la nieve con los ojos bien abiertos.

El y yo tenemos ganas de saltar. 

Mi gato se estira, empuja la ventana y salta. 

Yo lo veo cómo se aleja tan negro en su andar por la nieve.

Alféizar, susurro. Escucho mi voz y se vuelve una caricia.

Alféizar.

Alféizar.

Alféizar.

Me rindo y me estiro hasta convertirme en otra palabra.




onsdag, mars 20, 2013

Tercera conjugación

Hoy en clase de español revisamos el verbo regular de la tercera conjugación "vivir".

El grupo Español 1 - 17.30- 19.00 principiantes, conjugaba perfectamente el verbo con la primera persona del singular en presente.

Vivo.

Y decían: vivo en una casa roja, vivo en Kongensgate 23, vivo en Bodø.

Yo escribía sus ejemplos en la pizarra y trazaba la V dos palos, la I un palo, dos palos otra vez, V y un círculo.

 V I V O

Once veces escribí con tiza blanca "vivo" y terminé agotada y con un nudo en la garganta.

Cómo decirle ahora la clase satisfecha que vivir no sólo es habitar una casa con dirección postal, ciudad, país.

Once veces leí "vivo" y pensé en mis tantas vidas de gato y vi pasar mi vida hasta el día de hoy y vivir y vivir y otra vez vivir tantas veces.

Y a los once de la clase, con la voz ligeramente entrecortada, les dije "pero 'vivir' también significa algo más que ahora mismo no vale la pena aprender"

Yo, por ahora, no se lo puedo explicar.

El libro trata ese "vivir" en el módulo de nivel avanzado.

Ya se imaginan.

Por ahora, no vale la pena.









tirsdag, mars 19, 2013

Regalo

Para Kara porque la quiero.

Más frasquitos.

Enséñame qué hago con ellos.





cuántonerviodegotero




søndag, mars 17, 2013

Art(r)itis

en el arte
( o sea en toda expresión artística, Ok?)
debe de haber
algo de
(dear d.)
enfermedad


yo que estoy enferma
de abcd d d d
no he venido a decir
que esto es arte
y yo artista

pero quiero decir
que mi enfermedad
ve arte
en las cosas

hay un Guernica en los restos de mi basurero
hay un nocturno de Chopin en el motor de mi congeladora
hay universos y los astros en las cosas que se pudren en mi cocina
en el café seco
el fondo de las tazas estrellado
las cacerolas floreciendo



estoy enferma de febrero
(ya sé que estamos en marzo)

fredag, mars 15, 2013

Vuelo

1. Avinor


La entidad noruega aeroportuaria (¿se dirá así?)  Avinor, algún día en que nevó y hubo silencio decidió que todos los aeropuertos serían iguales.

  • Las baldosas del piso son gris claro y gris oscuro. Los controles de seguridad también son grises y metálicos, los guardias de seguridad son todos iguales y también visten de gris. Son altos, rubios y con la misma voz 'quítate el cinturón y la bufanda'. Y te tocan. También las mujeres te tocan y te desvisten si vas muy vestida. O te quitan los zapatos. Te despojan de algo.

  • Los concesionarios de comida son siempre y sin falta Narvesen, Point y Picnic. En los dos primeros, los viajeros se hinchan de salchichas con distintos acompañamientos : cebolla, pepinillos, ensalada de langostinos (sí, la combinan con las salchichas) y algo de color amarillo claro que aunque haya pasado diez años en este país, aún no sé lo que es. También se pueden comprar revistas y periódicos. En Picnic puedes comprar alcohol para distraerte, emborracharte, arrepentirte de volver, perder vuelos o calmarte. Una botella de vino blanco 25 cl es lo que he comprado.

  • Los baños son iguales, las salas de espera son iguales, la señales que indican el lugar de las puertas de embarque y demás son iguales, las pantallas de partidas y llegadas son iguales. Todos los aeropuertos son idénticos. Sólo varía el tamaño, aunque en promedio, salvo el de Oslo suelen ser del mismo tamaño en mi impresión.

En los últimos meses he tenido que viajar muchas veces por el interior del país: a Oslo, a Trondheim a Tromsø y ahora que estoy en el aeropuerto tengo la impresión de ser un hámster corriendo en su ruedita, moviéndose pero no llegando a ninguna parte. Un hámster con equipaje y tarjeta de embarque. Avinor me engaña, me hace creer que no cambio de ciudad, salvo llegue a Oslo y note que los pasillos son más largos.

Entonces, a pesar de haber viajado durante toda la semana, siento que no me he movido y mi agotamiento se siente como algo absurdo. No se puede estar agotada si siempre se está en el mismo sitio.

Yo también me engaño a mi misma. Me registro en los vuelos con mi primer nombre y mi último apellido, intento creer que todos estos viajes son importantes y me dejan algo, empaco perfumes y ropa interior nueva que no llego a usar. Siempre me quedo con la de algodón y uso el jabón neutro, pero mi equipaje, a veces parece el de una diva gastada. 


2. Fúnebre


El sentir la muerte muy cerca por estos días no ha sido sólo una intuición, un sentimiento negativo o una cosa de mi mente confundida; hoy se ha convertido en realidad. Hoy ha muerto un miembro de mi familia a quien podría calificar como: trabajador, sencillo y sonriente.

Es raro que a pesar de haber visto cómo aquella enfermedad lo consumía, mi recuerdo que quedará de él es el su sonrisa en la mañana llevándome al colegio cuando iba al primer grado por la vía Evitamiento, desde Salamanca que por entonces era un barrio de pocas casas en construcción, casas huachafísimas, con mayólicas en la entrada, varios pisos en desniveles y ventanas ojos de buey. Yo viví en unas de esas casas por una temporada y me subía a un Mazda deportivo de color rojo que entonces era como el auto fantástico todas las mañanas en primer grado. En 1985 Lima se atravesaba en quince minutos y yo la veía pasar desde Salamanca hasta el Rímac. La Plaza de Acho nos recibía a otra Lima y yo pensaba que esa plaza era una casa redonda y nada más y no el lugar donde morían toros y las clases más altas y más blancas celebraban la muerte.

Muerte.


¿Cuántas veces he escrito muerte por estos días?


Esa persona trabajadora, sencilla y sonriente tenía una fábrica de jeans por entonces.  Tenía en la primera cuadra de a avenida Abancay una tienda enorme llena de montañas de jeans en todos los tonos de azul.  Él a veces viajaba a Arequipa y regresaba con aceite de oliva en botellas de Fanta, esas de vidrio que tenían rollitos. Viajaba a visitar a su familia y a sus olivares, las playas en las que creció, a sus animales y todas esas cosas que dejó atrás antes de venir a Lima y convertirse en un empresario textil y ser uno de los primeros en fabricar jeanes 'nevados'.  Ese hombre de animo jovial y sonriente, con un diente de oro, el pelo muy liso y esa manera de bailar que indicaba que realmente lo disfrutaba está muerto y yo escribo esto.


Aunque no sea mi pariente sanguíneo, siento su partida en mi sangre, pues sus hijos y su viuda son también mi sangre y eso es el eco del dolor en las venas, en lo que fluye, en los genes y en los  infinitos y complejos árboles genealógicos de mi familia. 


Así cómo hay cerdos que tienen olfato para encontrar trufas, y marmotas que predicen la llegada del invierno, yo siempre siento a la muerte rondarme, siempre la veo llegar y escucho desde lejos sus pasos andando.


Ahora estoy en el avión en un vuelo Tromsø - Bodø . En realidad lo sé pues lo dice mi tarjeta de embarque.  La modernidad permite que publique este texto desde las nubes, el WiFi mientras vuelas entre el cielo que ahora ya es oscuro y parece la pantalla de un cine muerto.


No sé dónde estoy ahora, no sé qué ciudad estaremos sobrevolando. En realidad no sé en dónde he estado estás últimas semanas.

Estoy agotada y confundida como un hámster.

Avinor, mi cansancio y el sonido del galope de la muerte es ya demasiado.


elcielodesdelcielo