torsdag, mars 28, 2013

Borra (y no de borrar, burro)

Siempre es bueno descubrir un palabra, sobre todo si esa palabra va a reemplazar a algo que yo suelo generalizar como "mierda" "suciedad" "cochinada" o "porquería", pero resulta que todo eso puede reunirse en una sola palabra, más bonita y con doble rr haciéndole un guiño a mi frenillo defectuoso. Ojo a la sexta acepción.

B O R R A


borra1.
(Del lat. burra).

1. f. Cordera de un año.
2. f. Parte más grosera o corta de la lana.
3. f. Pelo de cabra de que se rellenan las pelotas, cojines y otras cosas.
4. f. Pelo que el tundidor saca del paño con la tijera.
5. f. Pelusa que sale de la cápsula del algodón.
6. f. Pelusa polvorienta que se forma y reúne en los bolsillos, entre los muebles y sobre las alfombras cuando se retarda la limpieza de ellos.
7. f. Tributo sobre el ganado, que consiste en pagar, de cierto número de cabezas, una.
8. f. Hez o sedimento espeso que forman la tinta, el aceite, etc.
9. f. coloq. Cosas, expresiones y palabras inútiles y sin sustancia.
¿acaso es ~?
1. expr. coloq. U. para dar a entender que algo no es tan despreciable como se piensa.
meter ~.
1. loc. verb. coloq. meter ripio.



Mi casa y mi vida rebosan de borra.


torsdag, mars 21, 2013

Palabra


Siempre he amado las palabras.

Y digo amado, porque es amor y sobrepasa el gusto pasajero. 

Las amo, a todas, en todas sus formas y con todos sus accidentes, me atrevo a decir que las amo y las amo de esa única manera en que entiendo el inicio del amor, se ama con los sentidos siendo solo instintivo y dejando de lado las definiciones, los contextos y hasta el género. Así de golpe y sin titubeos me entrego a ellas, desconociendo su sgnificado o trascendencia, su peso o gravedad.

 Las amo cuando las veo, las oigo, las toco y a veces hasta se dejan que las pruebe y las huela.

Quizá sea mi amor más obsesionado, sin ellas no soy nada, y si se me dejan me enfermo de silencio.
Por eso las invoco, las busco y quiero que me digan qué siento o por qué lo siento. A veces me devuelven su amor en una lluvia otras se vuelven crueles y pasan delante de mí, me miran con toda su fuerza y me destrozan y yo no puedo pronunciarlas, ni escribirlas, sólo sentirlas y ellas lo saben.





Una vez me enamoré de la palabra alféizar sin saber que significaba.

Repetía para mis adentros, en cópula a solas e íntimamente alféizar, el alféizar, la alféizar, alféizares.

No sé cómo llegó a mí esa palabra como me sucede con el amor.

Tuve una relación con ella por algunos años. Crecí, llegaron más palabras, más amor y desamor, el conocimiento de la realidad, las ciencias y los inevitables contextos hasta que un día entendí lo que era un alféizar, en masculino y yo tan femenina, era eso y de ahí como siempre la fijación y la pasión ciega.


Ahora, escribo esto sentada en un alféizar. 

Miro a través de la ventana y a mi lado esta mi gato. 

Somos dos seres tibios de pelo negrísimo contemplando la nieve con los ojos bien abiertos.

El y yo tenemos ganas de saltar. 

Mi gato se estira, empuja la ventana y salta. 

Yo lo veo cómo se aleja tan negro en su andar por la nieve.

Alféizar, susurro. Escucho mi voz y se vuelve una caricia.

Alféizar.

Alféizar.

Alféizar.

Me rindo y me estiro hasta convertirme en otra palabra.




onsdag, mars 20, 2013

Tercera conjugación

Hoy en clase de español revisamos el verbo regular de la tercera conjugación "vivir".

El grupo Español 1 - 17.30- 19.00 principiantes, conjugaba perfectamente el verbo con la primera persona del singular en presente.

Vivo.

Y decían: vivo en una casa roja, vivo en Kongensgate 23, vivo en Bodø.

Yo escribía sus ejemplos en la pizarra y trazaba la V dos palos, la I un palo, dos palos otra vez, V y un círculo.

 V I V O

Once veces escribí con tiza blanca "vivo" y terminé agotada y con un nudo en la garganta.

Cómo decirle ahora la clase satisfecha que vivir no sólo es habitar una casa con dirección postal, ciudad, país.

Once veces leí "vivo" y pensé en mis tantas vidas de gato y vi pasar mi vida hasta el día de hoy y vivir y vivir y otra vez vivir tantas veces.

Y a los once de la clase, con la voz ligeramente entrecortada, les dije "pero 'vivir' también significa algo más que ahora mismo no vale la pena aprender"

Yo, por ahora, no se lo puedo explicar.

El libro trata ese "vivir" en el módulo de nivel avanzado.

Ya se imaginan.

Por ahora, no vale la pena.









tirsdag, mars 19, 2013

Regalo

Para Kara porque la quiero.

Más frasquitos.

Enséñame qué hago con ellos.





cuántonerviodegotero




søndag, mars 17, 2013

Art(r)itis

en el arte
( o sea en toda expresión artística, Ok?)
debe de haber
algo de
(dear d.)
enfermedad


yo que estoy enferma
de abcd d d d
no he venido a decir
que esto es arte
y yo artista

pero quiero decir
que mi enfermedad
ve arte
en las cosas

hay un Guernica en los restos de mi basurero
hay un nocturno de Chopin en el motor de mi congeladora
hay universos y los astros en las cosas que se pudren en mi cocina
en el café seco
el fondo de las tazas estrellado
las cacerolas floreciendo



estoy enferma de febrero
(ya sé que estamos en marzo)

fredag, mars 15, 2013

Vuelo

1. Avinor


La entidad noruega aeroportuaria (¿se dirá así?)  Avinor, algún día en que nevó y hubo silencio decidió que todos los aeropuertos serían iguales.

  • Las baldosas del piso son gris claro y gris oscuro. Los controles de seguridad también son grises y metálicos, los guardias de seguridad son todos iguales y también visten de gris. Son altos, rubios y con la misma voz 'quítate el cinturón y la bufanda'. Y te tocan. También las mujeres te tocan y te desvisten si vas muy vestida. O te quitan los zapatos. Te despojan de algo.

  • Los concesionarios de comida son siempre y sin falta Narvesen, Point y Picnic. En los dos primeros, los viajeros se hinchan de salchichas con distintos acompañamientos : cebolla, pepinillos, ensalada de langostinos (sí, la combinan con las salchichas) y algo de color amarillo claro que aunque haya pasado diez años en este país, aún no sé lo que es. También se pueden comprar revistas y periódicos. En Picnic puedes comprar alcohol para distraerte, emborracharte, arrepentirte de volver, perder vuelos o calmarte. Una botella de vino blanco 25 cl es lo que he comprado.

  • Los baños son iguales, las salas de espera son iguales, la señales que indican el lugar de las puertas de embarque y demás son iguales, las pantallas de partidas y llegadas son iguales. Todos los aeropuertos son idénticos. Sólo varía el tamaño, aunque en promedio, salvo el de Oslo suelen ser del mismo tamaño en mi impresión.

En los últimos meses he tenido que viajar muchas veces por el interior del país: a Oslo, a Trondheim a Tromsø y ahora que estoy en el aeropuerto tengo la impresión de ser un hámster corriendo en su ruedita, moviéndose pero no llegando a ninguna parte. Un hámster con equipaje y tarjeta de embarque. Avinor me engaña, me hace creer que no cambio de ciudad, salvo llegue a Oslo y note que los pasillos son más largos.

Entonces, a pesar de haber viajado durante toda la semana, siento que no me he movido y mi agotamiento se siente como algo absurdo. No se puede estar agotada si siempre se está en el mismo sitio.

Yo también me engaño a mi misma. Me registro en los vuelos con mi primer nombre y mi último apellido, intento creer que todos estos viajes son importantes y me dejan algo, empaco perfumes y ropa interior nueva que no llego a usar. Siempre me quedo con la de algodón y uso el jabón neutro, pero mi equipaje, a veces parece el de una diva gastada. 


2. Fúnebre


El sentir la muerte muy cerca por estos días no ha sido sólo una intuición, un sentimiento negativo o una cosa de mi mente confundida; hoy se ha convertido en realidad. Hoy ha muerto un miembro de mi familia a quien podría calificar como: trabajador, sencillo y sonriente.

Es raro que a pesar de haber visto cómo aquella enfermedad lo consumía, mi recuerdo que quedará de él es el su sonrisa en la mañana llevándome al colegio cuando iba al primer grado por la vía Evitamiento, desde Salamanca que por entonces era un barrio de pocas casas en construcción, casas huachafísimas, con mayólicas en la entrada, varios pisos en desniveles y ventanas ojos de buey. Yo viví en unas de esas casas por una temporada y me subía a un Mazda deportivo de color rojo que entonces era como el auto fantástico todas las mañanas en primer grado. En 1985 Lima se atravesaba en quince minutos y yo la veía pasar desde Salamanca hasta el Rímac. La Plaza de Acho nos recibía a otra Lima y yo pensaba que esa plaza era una casa redonda y nada más y no el lugar donde morían toros y las clases más altas y más blancas celebraban la muerte.

Muerte.


¿Cuántas veces he escrito muerte por estos días?


Esa persona trabajadora, sencilla y sonriente tenía una fábrica de jeans por entonces.  Tenía en la primera cuadra de a avenida Abancay una tienda enorme llena de montañas de jeans en todos los tonos de azul.  Él a veces viajaba a Arequipa y regresaba con aceite de oliva en botellas de Fanta, esas de vidrio que tenían rollitos. Viajaba a visitar a su familia y a sus olivares, las playas en las que creció, a sus animales y todas esas cosas que dejó atrás antes de venir a Lima y convertirse en un empresario textil y ser uno de los primeros en fabricar jeanes 'nevados'.  Ese hombre de animo jovial y sonriente, con un diente de oro, el pelo muy liso y esa manera de bailar que indicaba que realmente lo disfrutaba está muerto y yo escribo esto.


Aunque no sea mi pariente sanguíneo, siento su partida en mi sangre, pues sus hijos y su viuda son también mi sangre y eso es el eco del dolor en las venas, en lo que fluye, en los genes y en los  infinitos y complejos árboles genealógicos de mi familia. 


Así cómo hay cerdos que tienen olfato para encontrar trufas, y marmotas que predicen la llegada del invierno, yo siempre siento a la muerte rondarme, siempre la veo llegar y escucho desde lejos sus pasos andando.


Ahora estoy en el avión en un vuelo Tromsø - Bodø . En realidad lo sé pues lo dice mi tarjeta de embarque.  La modernidad permite que publique este texto desde las nubes, el WiFi mientras vuelas entre el cielo que ahora ya es oscuro y parece la pantalla de un cine muerto.


No sé dónde estoy ahora, no sé qué ciudad estaremos sobrevolando. En realidad no sé en dónde he estado estás últimas semanas.

Estoy agotada y confundida como un hámster.

Avinor, mi cansancio y el sonido del galope de la muerte es ya demasiado.


elcielodesdelcielo





torsdag, mars 14, 2013

Bus

Pienso que la escritura es movimiento. Nunca antes había escrito desde un teclado estando en movimiento. Hoy con este aparato que me regalaron por mi cumpleaños puedo hacerlo.

No se me ocurre otra cosa que enumerar las cosas que voy viendo pasar por mis ojos a través de la ventana del bus.

Iglesia
Cementerio
Gasolinera
Fábrica
Puente
Carretera

Y a partir de ahora campos y más campos cubiertos de nieve, autos que van y vienen, algunos obreros trabajando al lado del camino y ya dejé atrás a una señora llevando de la mano a dos niños pequeños, uno a la derecha otro a la izquierda.

Estoy en Trondheim y voy de regreso a Bodø, estoy en el bus que va al aeropuerto y todos los pasajeros o van adormecidos o concentrados sujetando un celular. Ahora es todo táctil.

Táctil como este texto. Sólo siento un vidrio bajo las yemas de mis dedos y así van saliendo las palabras.

Tiene gracia. Los movimientos de mis dos índices se acompasan con la carretera, rompe muelles , rotondas, giros en cruces y paradas.

Ahora sube una señora que compra un ticket al aeropuerto ida y vuelta.

Cómo se puede estar tan seguro de volver?

Veo por la ventana y me distraigo

Chimeneas
El mar
El mar
El mar
El mar












D. descansa a mi lado. Ve la tele. No quiero levantar la cabeza e interesarme por lo que está viendo. Sólo escucho un molesto acento americano diciendo games, dollars, let's get out of here.

Exactly.

Eso es lo que me gustaría hacer. Pero es tarde y estoy en otra ciudad.

Hace unas horas, convencí a D. en bajar al pub escocés. Necesito beber algo para poder dormir. No duermo. El médico dice 'toma, aquí tienes una baja médica. Cúrate con descanso' y yo regreso a casa con varios formularios de colores, para el empleador, para el paciente, para la seguridad, social, para mí misma y hasta para mi gato, y escrito ahí el diagnóstico.

Eso es lo que me dan.

Y ahora conseguí dos Irish Coffee. No creo estar precisamente adormecida después de ellos. Sólo estoy cabreada y despierta.

Y hoy me presentaron a Ani.

Lo bueno fue que para estas alturas todos habrán olvidado lo que dije en la ponencia.

Hoy también me convertí en plural y me vestí de verde.

Que inusual.

Cada vez me convenzo que para encontrar lo que realmente busco, debo bajar a la tierra y hundir mis mis manos en ella, excavar hasta que mis uñas no soporten mas el dolor, hasta que el hueco se convierta en un piso, una base, un lugar estable y verme llena de tierra y exhausta sabiendo que he encontrado lo que busco. Quiero creer que lo que busco debajo de la tierra son mis propias raíces para afirmarme, volver a crecer, florecer, quizás dar frutos: raíz, tallo, hojas, flores y fruto, eso me enseñaron en la primaria. Quiero creer que lo que busco son las raíces de mi misma y no más muertos.

D. dice ' I love you ' y yo aquí, el nuevo Papa en la tele y la esperanza y la fe y todas esas cosas que voy perdiendo flotan a mi alrededor.

Quiero creer, créeme, créanme.


D. duerme ahora acurrucado con sus 43 años que a veces ventila sobre mi vida de pasajera, sin maleta ni pasaporte, de su boca salen 43 años, cuarentaytres y 10 y yo y 33 la edad de Cristo y el Golgota y sumo todo esto en las matématicas del ingeniero que diseña una turbina de un avión en el que aún no me embarco, no quiero más aeropuertos ya y con sus 43 años en una turbina. No quiero. 43 años que ahora mismo preferiría se vuelvan un libro más que tendré en mi librero, pero que realmente no quiero leer.

A lo mejor y mejor un libro que vaya a empezar a escribir (solacomosiempreok?)


Oh dear! Dear D. You certainly have no clue.

Ni yo tampoco.









tirsdag, mars 12, 2013

Ponencia

Querido X (que en realidad no existes o eres cualquiera),

Hoy debo viajar a Trondheim.

Pensaba escribir algunos datos sobre Trondheim, pero el Google killed my libro mental de datos y estadísticas acerca de los lugares en los que he estado y a los que vuelvo (y dónde siempre me pasa algo) y es mejor que lo busques tú y que veas lo que quieres ver.

Iré a Trondheim pues debo dar una ponencia en un Foro de profesores de español sobre cómo usar un cuento a manera de material didáctico en una clase de español.

Suena interesante, atractivo y complejo como todo lo que debe ser presentado ante una audiencia.

Por lo tanto, debo ducharme, vestirme, maquillarme, recogerme el pelo. No hago esto desde hace unos días.

Me han invitado como escritora (?) y también como profesora de español, lo cual me causa cierta confusión porque a veces puedo ser muy categórica. Tengo cajas donde guardo cosas y basuritas según una estricta clasificación mental propia. Mi armario es un desorden a simple vista, pero cada espacio tiene una etiqueta de Dymo writer tag que indica qué tipo de prenda ocupará ese espacio.

Estoy escribiendo esto en caso de que a algún asistente a la ponencia se le ocurra buscar mi nombre en Google con la descripción del evento.

Lo que en verdad quisiera decirle a esa audiencia es:


  • que como escritora, realmente no escribo realmente (a mí entender, este blog y otros no cuentan) desde el 2008. 
  • que por estos días, si es que he empezado a escribir cosas como esta, es por el simple hecho que debo distraerme del dolor. No hay más pastillas y escribir me distrae.
  • que realmente tengo una gran frustración por estar sin escribir por tanto tiempo. 
  • que me angustia la aparición de revistas literarias en las que no participo, porque no puedo escribir, no puedo crear una ficción, porque mi realidad me ha aplastado. 
  • que un cuento no debería ser usado, sino leído y algunas veces destruido. Si al leer un cuento nos quedamos sin nada, no vale la pena fotocopiarlo y difundirlo en una clase o en ninguna parte. En cambio, si un cuento nos destruye, no deberíamos usarlo como material didáctico en una clase a la que quizá solo le interesa ver el último episodio de Paradise Hotel. No. Lo que se debe hacer con un cuento que nos destruye es re escribirlo en grafitis por toda la ciudad, con letras enormes, en fragmentos o entero, apuntarlo en libretas, leerlo en voz alta en medio de tu sala mientras tu gato duerme. Acostarse con el cuento, con los cuentos, con el autor y con todas esas palabras que copulan entre sí y con uno mismo.
  • que como profesora de español, una depresión que estalló en el 2011 me obligó a pasar una larga temporada en un hospital mental (las cosas por su nombre) lo cual tuvo como consecuencia el dejar y/o perder mi trabajo en la Universidad y aquella idea de que yo era e iba a ser una profesora de español con un proyecto a largo plazo y con muchas mentes abiertas a recibir palabras en mi idioma que es algo que no puedo dejar de asociar al placer.
  • que un estudiante logre expresarse en el idioma de mis pensamientos porque fuimos juntos por ese camino, no produce otra cosa que satisfacción y placer, sentimiento de haber terminado algo y querer seguir o empezar otro ciclo, curso, coloquio, lección.  
  • que por lo tanto ya no me siento entera y profundamente profesora de español aunque siga dando clases en la escuela de idiomas una vez por semana de 17.30 a 19.00 y lo hago pues siento una necesidad de expandir mis pensamientos, aunque tenga que repetir "cómo te llamas? me llamo..." ad infinitum, lo hago porque es un escape hacia la única patria que tengo asegurada para refugiarme,  la patria de mi lenguaje y palabras.
  • que hay una fuerza que me frena a ponerme delante de una audiencia, pero la destreza social aprendida y mi firmeza de carácter cuando cierro un contrato la contrarresta y hará posible que esté allí hablándoles sobre el cuento del cuento.
  • que estoy muy cansada. 
  • que no sintiéndome escritora, ni profesora mi mundo se volverá aún más absurdo delante de esa audiencia.
  •  que haré lo posible en hacer útil esa ponencia, pero 'útil' no es lo único o todo en la vida. Hay más cosas. Los cepillos de dientes son útiles, pero también tenemos pianos, álbumes de fotos, dibujitos y cartas de las que no podemos deshacernos. Y el cepillo de dientes... tengo varios. Los confundo, cambio, tiro y compro nuevos.
  • que mi ponencia estará auspiciada bajo 30mg de sobril, los últimos que me quedan y el diario antidepresivo de cada día.
  • que estoy de baja médica y podría cancelar todo compromiso laboral, como me dijo la limitada de mi médico de cabecera. (Si voy a empezar a cancelar todo compromiso, empezando por los laborales, qué sentido va a tener el resto? a qué me voy a aferrar para quedarme aquí?)
  • que estoy exhausta.
  • que perdonen la tristeza.

mandag, mars 11, 2013

Dear D.

Dear D.

El deseo de escribirte a ti y no poderlo hacer en otro idioma que puedas entender sino en el mío propio puede parecer una locura, pero en estos días se convierte en una especie de lucidez, tiene sentido, me devuelve la cordura de estar frente a este teclado y escribir, escribirte a ti pues eres la persona más cercana que tengo aunque vivas tan lejos.

Desde hace algunas semanas, abrir los ojos y saber que estoy despierta y viva me produce solamente dolor y desesperación. 

Sigo pensando que es injusto mantenernos aquí sólo porque somos necesarios a los demás. Por qué no dejarlo todo si es eso lo que se quiere. Pero no se puede, porque siempre pensamos en el dolor, la molestia, las preguntas y el trabajo que se llevarían los demás con nuestra partida. Yo soy de esas personas que odia que los demás se incomoden por mi causa. 

Despertar.

Cuando nuestra madre estaba pariéndonos, imagino que nosotros estábamos dormidos en su útero. Y un bisturí abrió la piel, o nuestra cabeza atravesó un hueso pélvico y una vagina dilatada y despertamos (en el acto literal de salir del sueño y ser consciente de ello) por primera vez. Yo nací dormida. No sé si es posible, no sé si es verdad, pero eso es lo que he escuchado decir a mi madre. Dice, que el médico me despertó con una palmada en el culo y entonces lloré como un cerdo siendo degollado. Eso no lo dice mi madre, pero una vez escuché los gritos de un cerdo cuando lo degollaban, imagino que así grité yo. Y en estos días  tan difíciles, pienso que nunca he querido ser despertada, que nunca he querido abrir los ojos desde que nací. Nunca he querido estar acá. Nunca he querido ser engendrada. Estoy segura que existe ese rechazo en mi código genético.

Hoy que abrí los ojos y vi el desorden de mi cuarto, las sábanas revueltas en el lado de la cama que ocupaste, tus escasa ropa en un espacio de mi armario, cuando escuché mi respiración de nariz tupida de todas las mañanas, cuando olí tu sudor y el mío en el ambiente del cuarto, todo fue tan intenso que no podía procesarlo de golpe, no podía recibir todos esos estímulos sólo por el hecho de abrir los ojos. 

El minuto de la catástrofe sucede en un abrir y cerrar de ojos. 

Yo sólo quiero mantenerlos cerrados.

Luego empecé a ver más cosas, más allá de ti y de mi en este espacio cerrado. Vi una botella de jugo de naranja, la abrí, tome el jugo con un paracet y el frío del líquido dibujando un camino anaranjado por mi traquea y tripas me distrajo.

Quice orinar, me levanté. Al orinar fui consciente de las funciones involuntarias de mi cuerpo, el sistema nervioso simpático y parasimpatico y aquí estoy yo gracias a ambos.

Ahora estoy levantada, tengo los ojos abiertos, muevo las manos y ordeno pensamientos mientras escribo este texto que no sólo enviaré a ti y espero no te moleste, y espero no molestar a los destinatarios que han venido a mi mente como los primeros invitados de la lista a cualquier evento que se me ocurra realizar. 

Necesito un destinatario, es lo que he pensado. Necesito un lector. Necesito un otro lado, un más allá sin que me vaya, si es que se trata de seguir aquí y viviendo. Si no puedo irme porque como dicen soy necesaria para los demás (no creo) en este segundo yo sólo necesito la idea de creer que alguien va a leerme.

Si voy a abrir los ojos y gritar como un cerdo en agonía, necesito que alguien me escuche y que piense en el cerdo, en la agonía, en ambas cosas o quizás en las chuletas y el bacon.

Divago.

Me río. Es mi sonrisa hueca.

Escribir, me doy cuenta, es algo que me distrae de la muerte y del morir, me abre los ojos.  Si he sobrevivido los últimos cinco años sin escribir, sé que ha sido por los cientos de pastillas de tamaños y formas que se me ha recetado. He sobrevivido tras las paredes de un hospital mental con diez ojos sobre mí y constantes palmadas de médicos. He sobrevivido fijando mis ojos abiertos en el pelaje negrísimo de mi gato y abriendo mis oídos a sus maullidos, diciéndome abre los ojos y grita. 

Ahora que estoy empezando a pensar contigo en otro idioma, I beg your pardon and could you please repeat what you said once again, and perhaps again and again hasta que mis pensamientos se transformen en otra lengua en donde no me sean accesibles esas palabras para describir mi dolor y mi desasosiego, mi rabia y frustración, mi miedo y mi entereza para no ceder otra vez a encerrarme en un hospital, ahora que estás tratando de entenderme sin saber mi idioma y sólo a través de mi cocina limpia, la temperatura de mi cuerpo, mi ropa sucia, la humedad de mis labios, mi perfume y mis zapatos altos que te sorprenden, ahora que las cosas se vuelven contrarias y absurdas no he encontrado mejor salida para distraerme de los muertos y la muerte que escribir, escribirte y escribirles.



P. D. para los destinatarios en letras del alfabeto 

M. Quisiera que me llevaras otra vez a las luchas y comprar máscaras, pasar por el barrio de prostitutas que venden bicicletas y sentir que una ciudad monstruosa y que late me acoge. 

A. No puedo escribir el relato llamado "une puntos y colorea" con todo esto en la cabeza, no puedo unir nada, los colores son como los del disco de Newton, ese del cole, un vómito de colores que al girar se vuelve blanco. Así estoy, siento el dolor en blanco. 

K. Ya te dije que quisiera llamarte por teléfono solo para decirte que te quiero y gracias por lo que escribiste.

E. Bueno, ya ves que ya estoy escribiendo.

Dear D. I know you dont speak/understand Spanish but this letter is for you.