Tom es un nombre raro en Noruega, porque tom en noruego significa:
II tom adj. (norr tómr)
1 som er uten innhold
t-me hyller / postkassa er t- /arbeide på t- mage uten å ha spist/ starte med to t-me hender på bar bakke / gå t- for bensin slippe opp for bensin
2 uten inventar; ubebodd, øde
et t-t rom / huset har stått t-t i over et år / folket- / det ble t-t etter demde ble savnet
3 uten rot i virkeligheten, verdiløs
t-me beskyldninger, løfter, trusler /t-me fraser
4 som er uten initiativ, som er uten skapende kraft
kjenne seg t- innvendig / være t- for ideer / et t-t blikk, smil.
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Tom
1. sin contenido.
estanterías vacías / buzón vacío / estómago vacío / empezar con las manos vacías
2. sin bienes materiales o tangibles, inhabitado, vacío o abandonado.
una habitación vacía / casa deshabitada / gente abandonada
3. sin raíces o fundamentos en la realidad, sin valor.
acusaciones sin fundamento / promesas sin valor / frases vacías
4. sin iniciativa, sin capacidad o poder creativo o constructivo.
quedarse sin tener ideas / una mirada, sonrisa vacía.
Tom es para mí, todo lo que el diccionario describe.
Tom es un balde vacío en una habitación y yo llego a vomitar, orinar, sangrar; a llenarlo de algo mío y muy interno.
Tom parece un hombre sin raíces, sin familia. Seguramente la tiene, de algún lado tuvo que salir, de un padre y una madre que le pusieron Tom o quizá él mismo decidió ponerse ese nombre un día cualquiera.
Confieso que sólo una única vez busqué su nombre en Google y me enteré que había participado en la maratón de trekking de esta ciudad que consiste en recorrer las siete colinas de Bodø. Es la única pista que me permite que lo una a la sociedad y que lo haga humano: el hecho de que tenga una afición o un compromiso con algo. Tom es un hijo, quizá un padre o un abuelo, es una persona como yo, una persona que escribe con pluma, colecciona objetos extraños y pinta cuadros.
Tom parece un ser de otro mundo, aunque sé que no lo es, pero lo parece ante mis ojos y mucho. Siempre viste de negro. No sé cuál será su color favorito (tampoco me interesa) no sé si alguna vez usó jeans o un traje típico noruego. No sé si debajo de ese traje negro tenga un cuerpo con pellejo, huesos y sangre, un cuerpo que escupa, duerma o coma.
Tom se sienta en una silla y yo en un diván. Uno al lado del otro. Yo casi no lo miro a los ojos, nunca. Evito el contacto de manos al pagar la cuota de los 45 minutos de psicoanálisis. A veces llego con mucha rabia a su consulta y quiero hablar de mi rabia, pero él me pregunta o solo dice cosas como "tu gato es una pequeña máquina de matar" entonces yo le digo que es instinto, que mi gato es mi amigo, ni mi hijo, ni mi marido y hoy me dijo que mi gato tenía cincuenta años casi. No sé cómo hace, como lleva la conversación y al final intenté traducir al noruego algunas palabras de los poemas de Eielson y luego terminamos hablando de la muerte.
Escribo sobre Tom porque si está leyendo esto (que lo sospecho) se dará cuenta de que yo también me he dado cuenta de que ha leído mi blog y por eso puso hoy un candelabro dorado, con una vela blanca encendida sobre su escritorio.
O quizá son ideas mías y es que sí, fue una coincidencia aunque fue muy raro, pero es un hecho. Sí, es cierto que hoy día hubo un apagón en Bodø al cual no le presté mucha atención. Quizá puede que ni siquiera lo haya notado.
No sé cómo lo hace, pero esos objetos que me pone delante producen reacciones en mí, generalmente reacciones bruscas e intensas como hoy con la vela blanca encendida durante los 45 minutos de la consulta.
En su tarjeta de visita dice que es un especialista.
Debe ser.
Le creo.
Tom ahora dice que sueñe y que le preste atención a los sueños.
Tom, entonces, tengo que empezar por dormir como es debido: profundamente, sin sobresaltos, sin luz boreal tan temprana, sin pajaritos que trinan y sin mi gato abriendo las persianas.
Ya será un día de estos.