De cierto modo, perder la memoria por unos minutos es un placer. No duele no recordar y recordemos que el olvido no existe.
Es agradable no recordar el nombre de tu mejor amiga, pero recordar y saber la sensación que te produce el pensamiento de ella, de su amistad o de los chispazos que van y que vienen.
Los nombres, el calendario, el reloj son solo marcadores.
Es agradable perder el reloj, el calendario y la agenda sin haber perdido las sensaciones que se guardaron en ellas.
Hasta hace unos minutos no recordaba mi número de identidad, me olvidé un poco de mí misma, pero hasta ahora no he olvidado ni quiero olvidar quien soy.