Tengo roomate. Vamos a decirlo así. No creo que eso cambie mi vida. Espero. Bueno. De hecho, ya la conozco. Es de ese tipo de personas que entra en una habitación y aspira todo tu aire, el mío al menos, no sé si el de los demás. Le gusta ser el centro, el Sol. Y es redonda y rubia aunque tenga ahora el pelo oscuro. (A mi me gusta ser Plutón que ni es, ni está, pero ahí lo tenemos) Ella gira y gira, tiene tantas pulseras que la escuchas cuando viene, cuando se va. No es venenosa, no parece serlo, no sé si será peligrosa pero me recuerda a una cascabel que recién ha comido.
Tiene tatuajes. varios. Los cuenta y te los cuenta. También tiene varios piercings.
Sé que tiene dificultades para dormir y sé que no toma imovane, pero toma otras cosas.
¿Qué se hace en estos casos?
Seremos solidarias. Usaré el pijama de dos piezas por si hay que salir corriendo.
En todo caso, escribo esto para convencerme de que esto no me cambia la vida, así que lo más seguro que me va cambiar la vida es el blog.
Tengo fe.