Hoy ha sido un día pesado.
Vamos a imaginar lectores, que, no he estado todo el día en la cama o andando por los pasillos.
Vamos a imaginar que mi día pesado fue el día pesado de una diva.
En el fondo, siempre he querido levantarme en una bata de seda, tener el cuerpo delgado y menudo y calzarme esas babuchas de plumas, y luego de salir de la cama, mirarme al espejo y amanecer fresca por todas las cremas que me puse antes de dormir la noche anterior y decir "que facha tengo".
Miraría la ventana, seguro viviría en una gran ciudad y arrugaría solo un poquito la nariz y la frente por el ruido del trafico de afuera. Daría vueltas en mi cuarto, abriría el minibar (sí, tendría un minibar) me serviría un Martini y me pesaría empezar el día, mientras una mucama uniformada, me vendría a preguntar si quiero que le ponga las burbujas de melocotón o las de vainilla a la bañera.
Tendría un gatito muy suave y peludo que solo sabría estar acostado, caminar con elegancia y ronronear. Mi gatito entonces andaría por ahí. Se sentaría en mi regazo mientras le cuento que la vida es difícil y tomaría un sorbo de Martini y estiraría mis piernas perfectamente tersas y depiladas.
Mi día ha sido dificil de otra manera. Esa diva imaginaria ha estado mirándome toda la mañana, levántate, me decía, escribe, me dejaba un cuaderno, me enchufaba la Mac, anímate y me dejaba una copa de Martini que no he tocado. Trataba de entretenerme leyéndome en voz alta sus revistas: los 10 consejos para atrapar al hombre de tus sueños, y yo le he dicho que no sueño, que no atrapo hombres, más bien los dejo ir, además de no soñar tampoco duermo y no puedo beber Martini porque se me cruzan con esas pastillas de mi pastillero.
Le gustó mi pastillero, le pareció un estuche de maquillaje.
Entonces, se cansó de que no le haga mucho caso y se acostó conmigo en mi cama como si fuera un king size. Me depiló las cejas y yo la he dejado, me ha hablado de sus romances, de sus viajes, de sus batas de seda y que me puede prestar algunas.
El gatito también ha venido, también se ha subido a la cama y ha entendido que he tenido un día dificil.
Me he lamido las manos y ha ronroneado cerca de mi oreja.
Mi día ha sido difícil, tan dificl que como siempre y desde que aprendí a escribir, lo transformo en ficción para que duela menos.