Lo que me gustaría decirles a toda esa gente que se emociona por ver su nombre en una botella de Coca Cola es que deberían usar más las neuronas y dejar de emocionarse con este tipo de publicidad, que es solo eso: publicidad, marketing, que el único fin que se tiene es hacer que compres más coca cola. Es que cómo no se dan cuenta de que si le ponen tu nombre a una botella es para que la compres, si tu ego está maltratado, pensarás que una multinacional pensó en ti y para que necesitas que tu familia, amigos o el chico que no te da bola piense en ti, si The Coca Cola Company sabe de tu efervescencia y de tu chispa de vida y sí, claro, atragántate de gas y de azúcar, llena de caries tu sonrisa efervescente, desgasta tu esmalte dental y sigue creyendo con chispa vital que porque The Coca Cola Co. puso tu nombre en una botella es porque le importas.
No. A la The Coca Cola Co. no le importas un carajo.
Pero bueno, todos hemos sido víctimas del marketing, eso no es lo que me enerva, yo también compro ciertas marcas y bebo otras gaseosas, pero lo que me vuelve la sangre efervescente es que la gente se emocione tales cosas como ver su nombre en una botella de coca cola, pero si ven una nube en forma de elefante, o una ardilla trepando un árbol cogiendo bellotas, una manzana caer de un árbol, un gato tomando el sol, las olas del mar reventando en peñascos, solo pasen de largo o bostecen; y no me complico tanto, solo pequeñas cosas, digo, ni siquiera hablo de poesía, música, viajes o películas.
Abrir los ojos y ver más allá de la nariz de uno mismo.
Todo se trata de uno mismo, tomarse una foto a uno mismo y subirla al FB, comentarla uno mismo, recibir halagos, halagarse uno mismo; masturbarse de todas formas, el ego trip y coca cola con tu nombre y a veces me da asco todo y desearía desenchufar todo, hasta mi cepillo de dientes y este blog, de paso.
Este mes hubo dos lunas llenas.
Y yo rodeada de gente emocionada bebiendo Coca Cola con su nombre en la etiqueta.
No me jodan.