torsdag, mars 14, 2013

D. descansa a mi lado. Ve la tele. No quiero levantar la cabeza e interesarme por lo que está viendo. Sólo escucho un molesto acento americano diciendo games, dollars, let's get out of here.

Exactly.

Eso es lo que me gustaría hacer. Pero es tarde y estoy en otra ciudad.

Hace unas horas, convencí a D. en bajar al pub escocés. Necesito beber algo para poder dormir. No duermo. El médico dice 'toma, aquí tienes una baja médica. Cúrate con descanso' y yo regreso a casa con varios formularios de colores, para el empleador, para el paciente, para la seguridad, social, para mí misma y hasta para mi gato, y escrito ahí el diagnóstico.

Eso es lo que me dan.

Y ahora conseguí dos Irish Coffee. No creo estar precisamente adormecida después de ellos. Sólo estoy cabreada y despierta.

Y hoy me presentaron a Ani.

Lo bueno fue que para estas alturas todos habrán olvidado lo que dije en la ponencia.

Hoy también me convertí en plural y me vestí de verde.

Que inusual.

Cada vez me convenzo que para encontrar lo que realmente busco, debo bajar a la tierra y hundir mis mis manos en ella, excavar hasta que mis uñas no soporten mas el dolor, hasta que el hueco se convierta en un piso, una base, un lugar estable y verme llena de tierra y exhausta sabiendo que he encontrado lo que busco. Quiero creer que lo que busco debajo de la tierra son mis propias raíces para afirmarme, volver a crecer, florecer, quizás dar frutos: raíz, tallo, hojas, flores y fruto, eso me enseñaron en la primaria. Quiero creer que lo que busco son las raíces de mi misma y no más muertos.

D. dice ' I love you ' y yo aquí, el nuevo Papa en la tele y la esperanza y la fe y todas esas cosas que voy perdiendo flotan a mi alrededor.

Quiero creer, créeme, créanme.


D. duerme ahora acurrucado con sus 43 años que a veces ventila sobre mi vida de pasajera, sin maleta ni pasaporte, de su boca salen 43 años, cuarentaytres y 10 y yo y 33 la edad de Cristo y el Golgota y sumo todo esto en las matématicas del ingeniero que diseña una turbina de un avión en el que aún no me embarco, no quiero más aeropuertos ya y con sus 43 años en una turbina. No quiero. 43 años que ahora mismo preferiría se vuelvan un libro más que tendré en mi librero, pero que realmente no quiero leer.

A lo mejor y mejor un libro que vaya a empezar a escribir (solacomosiempreok?)


Oh dear! Dear D. You certainly have no clue.

Ni yo tampoco.